EL HILO DE LA MEMORIA: MI HISTORIA CON LOS LIBROS.



 

Los primeros libros que recuerdo fueron los de mi hermana mayor, 13 años mayor que yo. La biblioteca de la casa era suya. Comparaba libros al Círculo de Lectores. Había allí, libros de todo tipo: enciclopedias como la Lexis 22, colecciones de literatura universal y colombiana. Un libro para hacer ejercicio de Jane Fonda y algunas novelas con portadas muy llamativas y nombres sugerentes, “Promesa Salvaje”, “El cuerpo del deseo”… pero esa biblioteca era prohibida y muy llamativa para mí.
Crecí en una familia numerosa y unida, tres hermanas, 15 primos, 14 tíos. Siempre rodeada de mucha gente que hablaba por todas partes. 

Para cuando fui consciente, comencé a observar a mi hermana mayor, sentada sola en la sala, tomando café y leyendo. Era una visión extraña, pensando en que con esa familia tan grande era muy difícil estar solo, además, considerar la idea de querer estar solo. Me parecía preciosa, toda mi niñez quise ser como ella, verla así, escuchando música en inglés y con sus novelas leyendo quien sabe qué historias.
Por otro lado, no recuerdo a mi mamá leyéndonos, pero siempre nos regaló tiempo para jugar en las tardes: mamacita, escuelita, tienda… juegos de roles en los que nos convertíamos en muchos personajes y creábamos historias. 

Por las noches recuerdo a mi papá con su rostro cansado, pero sus palabras también fueron nuestras; canciones, historias extrañas en las que nos decía mentiras divertidas mientras nos hacía trabajar teniéndole el alicate o alguna llave en sus arreglos hogareños, las piezas sobrantes que siempre, siempre quedaban pertenecían a duendes, a seres extraordinarios, con él no había pudor  para el miedo.    
Muchas, muchas voces llenaron mis primeros años. Comencé a leer libros infantiles, revistas y cómics recomendados por un librero vecino, pero fueron los libros de mi hermana, los que por fin saliendo de los 10 años pude tener en mis manos y desde ese momento, cada noche, con otros libros, me siento sola en la sala de mi casa, tomo una taza de café y leo.  

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