REFLEXIONES DE CUARENTENA
lo haría cerca de los escombros que no han recogido
en una de esas pequeñas playas calurosas debajo de la sierra.
La ventana se abre y entra el viento que sigue enrarecido,
porque aquí no llega la primavera.
Afuera lloran los niños, las mamás gritan,
los papás deciden no afeitarse,
los viejos piensan que es mejor respirar ahora
y eso que esto apenas comienza y eso que aquí nunca nada ha terminado.
Alguien pone salsa a todo volumen
y yo siento que quiero ser piedra
y permanecer en este rincón.
DEL MIEDO
Estoy aquí pensándote en esta casa que solo son tres paredes,
mirando al infinito de la misma pared que solo habla de todo lo que te quiero
y de la tristeza del cuadro que refleja tu partida.
Estoy aquí pensándote, mientras afuera la gente muere
y la pandemia detiene el mundo en este año que repite sus números.
No los lloro a ellos, ya no. Ahora solo me lloro en medio de este encierro
que está acabando con mi ojos.
Estoy aquí pensándote, abanicando las caricias que quedaron,
desesperada por buscar quien tome este cuerpo
y así vengarme
de saberte lejos
de que no estás.
EN MEDIO
Me quiero volver pantano,
mañana plomiza de lluvia perezosa.
Despejarme un poco en los ocasos y decirme
que las cosas nunca serán como quiero
ni como antes.
No es momento para pertenecer
ni para la esperanza.
Soltaré todo hasta que se limen las manos
y pueda sujetar solo lo que no me haga daño.
La calle se ha vuelto hostil
da miedo respirar
y acercarse a la piel,
pero cercanía es justo lo que necesito ahora, todo es paradoja
todo es incertidumbre.
Una maraña de mal sabor que no termina pasando con nada
ni con todo el ron y ni con todo el vino.
Ser pantano es el camino a la melancolía eterna
siempre un poco entre el asco y la arcilla.
SUCEDE POR EJEMPLO
Sucede por ejemplo,
que un dia te levantas
vas en bici
o caminas por la calle
y el humo y las balas
y el odio
no te dejan ver lo que saliste a buscar
y efectivamente no encuentras el amor
ese se escurre y transcurre en otras veredas que no son estas.
Le debe tener miedo como yo,
al poder que se cree dueño y señor
de la libertad, de la paz, de los montes, de las calles
y que con su gatillo señala quien debe permanecer.
Sucede por ejemplo,
que un día después de mucho tiempo
abres las alas y decides no callar
gritas la vida
del páramo,
de la bahía
del hermano
del pueblo
así el amor se haya ido,
así el miedo perdure.
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