Domingos y sueños

Como la mayoría de los humanos, odio los domingos, especialmente cuando comienza a caer la noche. Es el síntoma de que se acerca un nuevo día, lunes. Y que la vida comienza nuevamente. Y no es que tenga una mala vida, pero tengo que reconocer que a veces, desearía otra. El domingo es ese día en el que sueños aparecen desde lo más profundo de tu inconsciente, recuerdas todo lo que quieres y no tienes.

Desear, desear. Si la cosa de desear mucho para lograr algo, fuera tan fácil, el mundo no sería como es. Que creo en que es mejor ser positivos, si. En que es mejor creer que todo puede estar mejor, si. Ser positivos siempre es mejor para la salud y para los que viven contigo, pero para ser sincera, la vida no es buena sólo porque se es positivo, la vida no es así. Y los domingos si que me lo recuerdan.

Como muchos, estuve en la onda de desear mucho algo, de manejar el lenguaje adecuado, llenarla vida con cosas que me vivieran recordando lo que de verdad quería, etc. En el cuento del secreto y demás teorías sobre la proyección de los deseos y otras cosas. Y como muchos sigo igual. Y al respecto tengo dos teorías, o no deseo lo suficientemente fuerte como para ser escuchada o la cosa no es tan así de fácil.

Detesto a los que se viven quejando, a los que nada les gusta, a los que critican todo. A los que no ponen nunca una buena cara, a los que creen que los otros no se merecen la vida que tienen, a los que culpan a los otros por la vida que ellos tienen, a todos esos los detesto. Pero también a los que viven predicando que la vida siempre es color de rosa, que sonríen siempre con esa risa falsete que no dice nada. La vida es muy buena, pero a veces también es muy mala. ¿Por qué? Pues porque así es la vida. Y como todo el mundo, desearía con todo mi corazón que sólo con desear o querer, mi vida fuera como yo quisiera. Pero no es así. Puede que a veces se acerque un poco, que tenga buenos momentos, buenos días o incluso buenas semanas, pero la felicidad camina de la mano de la desdicha y las dos juegan papeles protagónicos.

Así que este domingo, los sueños me sobrecogen. Y para hacer gala a todo lo dicho o mejor contradecir todo lo escrito. Enciendo una vela. Los occidentales prendemos velas el día de nuestro cumpleaños, pedimos un deseo y las apagamos. Una profesora que tuve y que es especialista en la filosofía oriental, decía que nosotros habíamos adaptado mal aquel ritual, que las velas se encienden en días especiales, como por ejemplo nuestro cumpleaños y que sí se piden deseos, pero que la vela se debe dejar consumir, así el deseo se evapora con la cera y… la verdad, no se si se cumpla, pero hoy pensando en todo esto decidí poner en práctica la teoría de mi profesora.

Así que hoy prendo una vela y pido un deseo. Hoy no es mi cumpleaños, ni es un día especial. Es domingo, 11 de abril de 2010. Como cualquier otro aburrido domingo, estoy sola y escribo. Pero quisiera hacer este día especial. Deseo…

Comentarios

  1. Me encanto este escrito, me genera tranquilidad, pues me permite saber que otros viven esta sensación los domingos y que esto no me hace una persona malagradecida, sino simplemente humana.

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