Los niños y los sueños

Mi trabajo permite que la vida no sea del todo tediosa. A pesar del cansancio, de la falta de familia que hace que educar sea tan duro en estos momentos, los niños todavía sorprenden y eso es lo mejor de ser profesora. Hoy en el salón alguna me preguntó por los sueños, que si los sueños se cumplían y pues claro, yo le respondí que sí, que claro. Ella inmediatamente despúes de mi respuesta abrió sus ojos y me miró feliz, yo había asegurado el áxito de su sueño. " Cuando sea grande quiero tener el carro de la Barbie, rosado y decapotable" Esto nos cuasó risa a casi todas, alumnas y profe. Pero ese sueño era real, y no importa que los días cambien, que la sociedad cambia, que la familia se deforme, es bueno saber que los niños todavía sueñan. Pero al no tener suficiente con esto, otra de mis alumnas llegó y me dijo: "Mis sueños no se van a cumplir" Esto si no me causó risa, un escalofrío recorrió mi cuerpo. -¿Pero cómo que no se van a cumplir? ¿Por qué? le dije yo, asombrada. Mira profe, mis sueños no se van a cumplir, porque yo no quiero ser grande. Y esta respuesta me dejó fría. -Mira profe, ser grande no es bueno, cuando uno crece se le mueren los papás y yo no quiero eso. Además, la vida de los grandes no es buena. Y esto otro, casi me mata. Y como ya se lo imaginan, me quedé pensando en esto todo el día. Primero en lo importante de tener sueños, de luchar por ellos, de creer que posiblemente se van a cumplir. Que al ahorrar en una alcancía posiblemente llegues a juntar tanto dinero, como para comprar el carro de la Barbie. Pero el tener miedo a soñar, o simplemete decidir que no se quiere crecer es una cosa seria. Y el cuento de Peter Pan, no es ficción. Vivimos en un país, dónde ser grande no es bueno, no es fácil, no es emocionante. La vida se nos complica con cada año de aldultez.
No podría decir qué piensan los niños en Suiza o en Holanda o algún país con una super calidad de vida. Pero en este, frente a las condiciones adversas, crecer no es lo mejor que puede hacer uno. Y mi alumna tiene toda la razón, analizo mi vida y la de los que me rodean y aunque hay muchos momentos felices, la mayoría son duros. Mucho trabajo, poco dinero, poco tiempo, malas relaciones, pocos amigos, soledad.
Así, que aunque me hubiera gustado tener un carro de la Barbie, creo que me voy más por el otro lado, debí haber decido no crecer.

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